martes, 8 de agosto de 2017

'El Pájaro' Siviero y la sentencia que sentó jurisprudencia

Cuando en 2012 el Real Murcia estaba en Segunda División y despidió a Iñaki Alonso, que tenía un año más de contrato, se fijó en Gustavo Siviero, argentino afincado en Mallorca, donde brilló como defensa central en Primera División. Se trataba de un cambio radical, ya que pasaba de tener un técnico conservador a otro con buen gusto futbolístico y mucho más atrevido. Su idea quedó fielmente reflejada durante la primera parte de la temporada, pero el vestuario era un polvorín, con jugadores indisciplinados. «Es un buen jefe», decían muchos componentes del plantel, y esa fue su condena. En la segunda vuelta el equipo cayó en picado y a principios de febrero fue destituido -en su lugar llegó Onésimo-.

Cuando el verano anterior Siviero firmó su contrato con el Murcia, los servicios jurídicos de la entidad, entonces dirigida por Jesús Samper, incluyeron una cláusula por la que el equipo tenía que conseguir un mínimo de 17 puntos cada diez partidos. En el momento de ser despedido, el Murcia sumaba 27 puntos y se habían consumido 24 jornadas, por lo que era imposible que en la 30 alcanzase los 51 para cumplir con lo establecido en el compromiso. La entidad se acogió a esa cláusula para no pagar finiquito al argentino, que denunció al club ante los tribunales por despido improcedente.

En marzo de 2015, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, dio validez a los contratos por objetivos impulsados por los letrados murcianistas, con Juan Antonio Samper a la cabeza, considerando procedentes ese tipo de cláusulas. Siviero reclamaba 52.720 euros, correspondiente a las cantidades pendientes entre la fecha de despido (3 de febrero de 2013) y la finalización del mismo (30 de junio del mismo año). Su nómina mensual era de 10.833 euros y esa sentencia sentó jurisprudencia.

Fuente: La Opinión

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